
DOCUMENTO DE H.I.J.O.S. Jujuy A 42 años de la MARCHA del APAGÓN.

Hoy, como cada año, estamos presentes para conmemorar el 42° Aniversario de los “Apagones de Ledesma”, la noche más larga y nefasta de la oscura historia de nuestra provincia, que nos reúne colectivamente para no olvidar jamás y para exigir justicia. Este año, también nos convoca la necesidad de alzar nuestras voces en repudio al actual contexto político, teñido por una crisis económica, despidos, endeudamiento del país y entrega de nuestros recursos a empresas multinacionales, que pretende silenciarnos con cada batacazo diario.
Tal pretensión, no es otra que la de mellar a nuestro pueblo, no solo en lo material sino también en lo básicamente humano y eso, compañeras y compañeros, si bien nos entristece y nos angustia, a la vez, nos impulsa a transformar esa impotencia en ímpetu, porque tenemos y debemos, por cada una y uno de nosotres, fortalecernos, empujarnos a convocar a multitudes para empuñar la lucha en la calle y sabernos capaces de hacer temblar a cualquier gobierno opresor, de recuperar los derechos que nos siguen siendo negados y siempre con la bandera de la memoria, verdad y justicia bien alta.

Además, y sobre todo en momentos como este, abrazamos con fervor que este es nuestro momento, el tiempo de las mujeres es hoy, por el mañana de las niñas que continuarán nuestra lucha, de las que están, las que vendrán y por todas las que profundamente nos duele que ya no estén presentes. Destacamos esta coyuntura, compañeros y compañeras, porque esa multitud de la que hablaba, hoy más que nunca es un movimiento heterogéneo y en buena hora, difícil de encasillar y hasta de medir su alcance porque miles de mujeres, nos hemos lanzado a la lucha y nos hemos comprometido por el derecho al aborto sin ser lacayas de nadie y menos del poder patriarcal, que históricamente nos subsume y nos oprime.
Queremos que el aborto sea legal, seguro y gratuito, lo que nos lleva a proclamar con fuerza ¡basta de muertes por abortos clandestinos! Queremos igualdad en el derecho a la salud pública, respeto y garantías de nuestros derechos, como poder tener las condiciones dadas y dignas si decidimos o no parir o simplemente si decidimos no someternos al mandato patriarcal que nos exige como única opción la de ser “madres”. Declamamos enérgicamente que nuestro cuerpo es nuestro territorio y que son nuestras las decisiones, acá no se trata de un asunto metafísico ni religioso, ni ideológico, esta lucha, que nos atraviesa a todes, como pueblo, como sociedad, es una cuestión de emergencia sanitaria. Las ricas abortan, las pobres mueren.
Como se dijo por ahí, la historia se escribe con pañuelos, ayer blanco hoy verde, somos las nietas de esas madres que salieron a la calle ante la posibilidad de muerte de sus hijos e hijas, hoy es por la muerte de las mujeres pobres. Nuestra historia ha sido signada por mujeres que trasgredieron los mandatos sociales, salieron a la vida pública y política, cuestionando todo orden social establecido, así lo hicieron; Marina, Juana, Alicia, Mariana, Dominga, Eva, Silvana Carmen y Teresa, nuestras jujeñas desaparecidas, y el centenar de ex presas políticas, las que en la dictadura fueron víctimas del más atroz disciplinamiento sobre sus cuerpos por haberse atrevido a tanto siendo mujeres.

Hoy estamos transitando en nuestra provincia el 6° Juicio por delitos de Lesa Humanidad, una Mega causa, 23 genocidas recibirán condena por los hechos ocurridos en contra de más de 113 víctimas, 38 desaparecidas y desaparecidos y 75 sobrevivientes, dentro de estas víctimas hay sobrevivientes y desparecidos de la Noche del Apagón y del sindicalismo del azúcar del departamento Ledesma. En los testimonios de las víctimas, Carlos Blaquier y Alberto Lemos, aparecen una y otra vez como cómplices civiles y ejecutores del terror, sin embargo hoy no están en el banquillo, un poder judicial títere de los poderosos, que responde a sus intereses e impunidad, nos niega el derecho a la justicia, y hace oído sordo al reclamo de las víctimas, que perversamente son desprestigiadas y demonizadas por los directivos actuales de empresa, la que inició una campaña mediática instaurando el terror de la desocupación, avalados por el poder político provincial, quienes alejados de su rol, alimentan este tipo de prácticas participando de las actividades difamatorias, como los abrazos simbólicos. Argumentando que el deseo de encarcelamiento de Blaquier producirá el cierre de la empresa y como consecuencia el oscurecimiento económico de la zona, sometiendo así a la pobreza a los habitantes del lugar. Ya no son las fuerzas de seguridad o armadas las que persiguen y acosan a las víctimas, sino los propios vecinos y vecinas. Teniendo que vivir cotidianamente en un ambiente hostil, en donde la desconfianza entre hermanos y hermanas es moneda corriente.
Sabemos que el punto final biológico, es decir la muerte de Lemos y Blaquier, puede dejar trunco un juicio oral y por ende la posibilidad de hacer justicia por los crímenes cometidos. También sabemos que en este juicio oral y público, una vez más, saldrá a la luz la verdad de los hechos, y así reparar en algún aspecto a las víctimas y fortalecer el sistema democrático.

Pero no hay que olvidar que pudimos romper sus pactos de silencio, visibilizarlos ante el pueblo como lo que son y como lo que hicieron, hechos meritorios del repudio y condena popular. Nuestra victoria es que hoy nadie ignora que la empresa Ledesma participó y gestionó la dictadura y eso lo conseguimos, con estas acciones, año tras año, presentes en la marcha, exigiendo justicia, acompañando la lucha de trabajadores y obreros, de mujeres y entrelazando fuerzas.
Como palabras finales, quiero regalarles una bella imagen que se suma a la de esta jornada que entre todes construimos con el cuerpo, con nuestras voces y banderas, la imagen de los dos pañuelos, une blanco y une verde, como los protagonistas en este día, entrelazados e indisolubles.
Pero a pesar de esto gracias a la lucha
Memoria, Verdad y Justicia.
30 mil compañeros y compañeras detenidas desaparecidas presentes, ahora y siempre.