
Por Gabriela Martínez y Gonzalo Bautista (Para H.I.J.O.S. Jujuy)

Pablo Daniel Vega es periodista, se desempeñó en la agencia de noticias Télam como corresponsal en Jujuy. Hace 65 días junto a su compañera de trabajo, Victoria Bulacios, también corresponsal en la provincia, recibió un telegrama de despido. Ambos, hoy forman parte de los 357 despedidxs de la agencia y sostienen una lucha a nivel nacional.
El directorio de Télam y el Ministro Lombardi argumentaron la necesidad de una reestructuración debido a que la agencia estaba muy ideologizada. “Realizamos presentaciones colectivas, más allá de los 20 despidos que presentaron recursos de amparos individuales, esperamos que se resuelva a favor de lxs trabajadorxs de la central y de las 27 corresponsalías entre las que estamos incluidos”, puntualizó Vega.
La situación de Télam desde 2015 estuvo signada por la falta de paritarias, congelamiento de sueldos, medidas de fuerza y de protesta con cese de tareas por horas. La agencia hace dos meses dejó de funcionar.
“Esperamos que reincorporen a lxs trabajadorxs, entendemos que los despidos son ilegales e injustificados y que tienen que ver con una política de ajuste del gobierno nacional que viene violando muchas leyes”, concluyó.
¿Cómo fueron los inicios como corresponsal de la agencia?
En 2012 estaba en Córdoba trabajando y estudiando y en un Inti Raymi conocí al corresponsal de esa provincia, Pablo Rivero, que era jefe de agencia. Yo era productor de una radio de la Red de Comunicación Indígena y le comenté que era de Humahuaca y de mis trabajos en radios comunitarias y él me contó sobre la posibilidad de Télam tomara personal en Jujuy.
En ese momento los corresponsales de Jujuy eran Ricardo Martínez y Abel Velázquez. La agencia estaba ampliando el número de corresponsales y Pablo me recomendó. Yo le dije que quería volver a Jujuy. Con nuestros propios medios nos fuimos a Buenos Aires y allí nos explicaron lo que querían de nosotros, el perfil de la agencia y estuvimos un año a prueba bajo la supervisión de Ricardo hasta que empezamos a escribir.
¿Cómo comienzan a cubrir los juicios de lesa humanidad?
Cuando nosotros ingresamos, la agencia Télam ya venía realizando muchas coberturas de juicios por delitos de lesa humanidad. En Jujuy recién se había llevado adelante el primer juicio y en ese momento estaba en curso el segundo. Primero íbamos a las audiencias con Ricardo Martínez y una vez que le agarramos el ritmo a la cobertura de un juicio tan grande, con tantos imputados y tan extensos, ya comenzamos a ir solos [con Victoria]. Comenzamos con la cobertura de la última parte del segundo juicio y a partir de ahí cubrimos el tercero, cuarto y quinto. Todo quedó registrado en el portal “Memoria, Verdad y Justicia” de la agencia Télam.
¿Desde cuándo la agencia realiza un acompañamiento de los juicios?
Desde mucho antes de 2013, creo que ya hay registros fotográficos del primer juicio a las juntas, después cuando se impulsaron los juicios por delitos de lesa humanidad en 2003. Siempre hubo un compromiso de visibilizar todo lo que sucedió en esa época.
Victoria tuvo la posibilidad de dar la noticia de la detención de Jones Tamayo, que está siendo juzgado en este juicio y que en ese momento estaba prófugo, fue una de las notas que más rebote tuvo porque era un ex militar de rango altísimo en la época de la dictadura y acá en Jujuy comandaba el área 323, era una personalidad muy importante. Noticias de ese tipo como las capturas de ex militares prófugos o las marchas, amenazas sufridas por testigos víctimas siempre fueron reflejadas en el portal.
Fuimos al inicio de este sexto juicio, pero lamentablemente recibimos directivas de los jefes de sección de que no hagamos el seguimiento de audiencia por audiencia, sino que cubramos la etapa de alegatos y de sentencia. Entonces, hubo una merma de la información.
¿Esa directiva, de alguna forma, anticipó el panorama actual de despidos?
Sin ninguna duda, las nuevas autoridades nos hicieron sentir el rigor de que las cosas iban a cambiar. Infinidad de cables, como le decimos en la jerga, fueron eliminados y lo que para nosotros era noticiable y publicable para el directorio de Télam no.
El ex secretario de comunicación del gobierno provincial, García Goyena, una vez me llamó para cuestionar una nota sobre una represión a trabajadorxs de la empresa Ledesma. Victoria recibió una amenaza de Lombardi por una confusión, porque Cristian, otro compañero, que cubría no recuerdo bien si la apertura o cierre de Tecnólpolis Federal, tuvo una capacitación en Buenos Aires, entonces no se sabía bien quien de los tres iba a cubrir. Nunca pasó eso de que el máximo jefe te llame, por encima de nosotros están lxs jefxs de interior, de sección y de edición. Claramente, en ambos casos el mensaje fue: nosotros mandamos.

Los despidos y las directivas afectan a la libertad de expresión y a la pluralidad de la información. Pasamos el proceso que ayudó a la censura y que terminó con despidos. No teníamos paritarias, nos limitaban la cantidad de materiales para publicar, nos llamaban los máximos responsables de la agencia y eso motivó las protestas y potenció nuestros reclamos.
Particularmente, la cobertura de los juicios y relacionarte con los organismos de DD.HH. y con las víctimas, ¿era parte de tu compromiso?
De manera particular me implicaba mucho, en el sentido de que el material de lo que uno iba a publicar esté completo, de contextualizar lo más que se pueda la nota que uno hacía de las marchas o en los juicios. Tengo 30 años y no llego a dimensionar cómo fue toda esa época y la única forma de hacerlo fue recurriendo a los testimonios, a lxs testigxs víctimas, a organismos porque la importancia en estos juicios, al no haber prueba documentales porque se destruyó casi todo, es la reconstrucción de la memoria colectiva.
¿Qué pensás de la cobertura mediática actual?
Creo que no se le da la importancia que merecen los juicios de lesa humanidad, somos muy pocos lxs periodistas, comunicadorxs o personas que hacíamos una cobertura o descripción de lo que pasaba ahí. Está naturalizado que a los juicios de lesa humanidad los medios tienen que tomar el inicio y el final y generalmente se pierden mucho y se lo invisibiliza. La importancia de poder recuperar lo que pasó, merece un tratamiento mucho más activo, no sé si todas las audiencias porque no sé si es del interés del medio, pero si tener más participación.
Los medios grandes de acá tienen una posición editorial de no cubrirlo o tocar el tema muy de costado, por eso es muy valorable el trabajo de periodistas como Silvia Martínez de Radio Nacional, José Luis Politti, Mariana Mamaní, Georgina Torino.
¿Creés que los medios de comunicación realizan un tratamiento responsable de la información?
En el tercero o cuarto juicio quizás no se tenía en cuenta estas situaciones y uno podía escuchar testimonios muy fuertes, por ejemplo, de mujeres que sufrieron las peores atrocidades en la época de la dictadura. A partir del quinto juicio, ni el público ni la prensa podía presenciar esos testimonios para no revictimizar a las personas que iban a declarar. Creo en eso se avanzó mucho.
En el periodismo hay muchas formas de cuidar a las víctimas a la hora de escribir, de hacer un informe o de contar esa parte del juicio que tiene que tener un tratamiento serio. Uno pone el foco en los testimonios, no es fácil sentarse a recordar delante un tribunal después de que pasaron 40 años. Hay que tener mucho valor para hacerlo porque fue un contexto muy grave.
Todos tenemos que valorar la palabra y las personas, porque son pruebas importantísimas para el proceso legal y para la sociedad para no olvidar.
¿Cómo te sentías en el contexto de las audiencias?

Son momentos muy fuertes, uno es persona, escucha los testimonios y muchas veces nos quebramos, eso era inevitable porque todo lo que escuchábamos nos pegaba muy fuerte al imaginarnos el relato de las víctimas, sobre todo en la última parte de los testimonios cuando pueden extender su declaración.
Me quedó muy latente el recuerdo de Condorí mirando fijamente a los imputados y pidiéndoles que digan dónde están lxs desaparecidxs, cuando lxs testigos llevaron fotos de sus familiares o amigxs o compañerxs desaparecidxs, cuando leyeron cartas muy fuertes sobre lo que sentían, presencié reencuentros de víctimas que fueron compañerxs de celda o que se conocieron en Gorriti o Guerrero o en otros centros clandestinos de detención.
Uno de los testimonios que me marcó fue el de Felipe Noguera, según lo que contaron muchas veces los militares jugaban con eso de decirles que quedaban en libertad y muchos de ellxs desaparecieron, entonces él contó que cuando salió del penal de La Plata no quiso mirar para atrás, lo único que quería era encontrarse con su familia.
¿Qué aportes pensás que realizan los juicios a la sociedad?
Aportan muchísimo de una situación tan dura e histórica que vivió la Argentina y que no se ha hablado durante mucho tiempo. Todos conocemos a alguien, a algún vecino, tío o familiar que pasó por esto, porque no fue solo con los militantes, fue sistemático, lo sufrió toda lo sociedad. Por eso es fundamental difundir el trabajo que están haciendo ustedes, lxs periodistas que siempre están y que en algún momento hicimos nosotros, eso es totalmente valorable para que quede registro de esto y de todo lo vinculado a los derechos humanos para seguir reconstruyendo la memoria colectiva.