Por H.I.J.O.S. Jujuy

El jueves 17 de marzo se realizó de manera virtual, a través de la plataforma Zoom, la audiencia N° 83 correspondiente al sexto juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy. La misma fue transmitida en vivo por el canal de Youtube del CIJ (Centro de Informaciones Judiciales).
La cita fue conducida por el Presidente del Tribunal Oral Federal de Jujuy, Juez Federico Díaz y contó con la participación de todas las partes involucradas en el proceso. En esta 5ta jornada de alegatos y como en las anteriores, estuvo a cargo el Fiscal Federal Federico Zurueta y la Fiscala Marina Cura.
La fiscalía dio inicio recordando a las partes que en la audiencia anterior ya se había analizado la situación y los allanamientos sufridos por las víctimas oriundas de la zona del Ramal, quedando pendiente el análisis del caso Vargas Orosco y el desarrollo de las pruebas documentales que demuestran los hechos y las experiencias vividas por lxs ex presxs políticxs durante sus detenciones ilegales. Luego continuó con la exposición que había quedado pendiente en la última audiencia sobre las pruebas documentales relacionadas con la causa conocida como “La noche del Apagón” y los operativos en Tucumán.
Asimismo, se aclaró que sobre el Centro Clandestino de Detención de Guerrero, “el sitio del horror”, no hay documentación de los que estaban designados a custodiar a quienes estaban detenidxs y tampoco se pudo recuperar partes diarios u otros registros ya que todos fueron destruidos. Sin embargo, se cuenta con el valioso testimonio de lxs sobrevivientes del lugar, que dan cuenta, de forma cabal, de todo lo que sucedió en Guerrero.
GRASELLI: “SEGURO QUE YA NO ESTÁ MÁS Y HAY QUE PEDIRLE A DIOS QUE LO PERDONE”
Aurora Orozco de Vargas (f), madre de Johnny Vargas Orosco, indicó la fiscalía, quien aún hoy permanece como víctima de desaparición forzada presentó en la época de la dictadura 3 recursos de Habeas Corpus en las 3 presentaciones, hizo referencia al allanamiento de su domicilio y la consecuencia, que fue el secuestro de Johnny, de quien no supo nunca más nada desde aquella madrugada del 21 de julio de 1976, en la ciudad de Libertador Gral. San Martín.
Para el mismo caso, la testigo Teresa Leyton, esposa de Johnny, quien luchó por saber qué fue de su esposo, denunció que; en una ocasión se dirigió a la Central de Policía de la provincia para entrevistarse con el Comisario Ernesto Jaig quien le dijo, “Que no perdiera el tiempo, ya que no lo vería más”.
La fiscalía hizo referencia a los elementos de prueba acerca de la privación de la libertad de cada víctima. En este sentido, Hilda Aramayo de Díaz, madre de Guillermo Genaro Díaz, especificó en su testimonio que la detención de su hijo se produjo el 1 de julio de 1976 en Calilegüa, y quienes la efectuaron fueron Policías de la provincia de Jujuy. Carmen del Valle Piñero, pareja de Guillermo y madre de sus dos hijxs, agregó en su testimonio, que la última vez que lo vio fue en la Comisaría de Ledesma, y que nunca le dieron explicaciones de la detención. Guillermo permanece como víctima de desaparición forzada.
Los hermanos Leandro y Germán Córdoba, fueron intensamente buscados por su familia. Leandro fue secuestrado el 10 de julio de 1976 en Tucumán. Su padre, Ricardo Córdoba, comentó que, a raíz de los hechos, en 1979, quiso interponer un Habeas Corpus en Tucumán y recibió como respuesta: “que no se podía caminar contra el viento”. Ricardo nunca pudo enterarse del destino de su hijo.
Con respecto a Germán, Ángela Herminia Córdoba, su hermana, contó que este trabajaba en el área de radiología del Hospital Calilegüa y que fue detenido el mediodía del 21 de julio de 1976. Cuando se presentó personal de la policía de la provincia y en el marco de un violento operativo, le preguntaban dónde estaba el “sargento bigotes”, a lo que ella respondía que no sabía quién era, pero supuso que se referían a Leandro “bebe” Córdoba, quien en ese momento ya había sido detenido en Tucumán.
Y sobre Leandro, su otro hermano, Ángela confirmó que fue detenido en el lugar y fecha antes mencionado. Es por esa razón que viajó con su padre hacia donde vivía Leandro. Al llegar al lugar estaban todas las ventanas, sillas y mesas rotas, la ropa desparramada y en una de las habitaciones había sangre. Además dijo que; un vecino le contó que fue en horas de la madrugada, que personal policial allanó la vivienda y detuvo también a Domingo Reales y Rubén Carrazana.
Con respecto al caso de Salvador Cruz, Justina Villalba, su hermana, contó que fue detenido el 20 de julio en su domicilio, de la localidad de Calilegüa, por personal uniformado que llevaba armas largas. También recordó que, esa noche, las luces de la localidad estaban apagadas, que el operativo fue llevado a cabo por personal de la Policía y que nunca más lo vio, ni tuvo noticia del paradero de su hermano.
María del Milagro Reales, hermana de Domingo Faustino Reales, Relató que estaba con su familia en Calilegüa cuando la mañana del 10 de julio recibieron un llamado, de Juan Carlos Espinoza, diciéndoles que su hermano había sido secuestrado de la pensión en la que vivía en San Miguel de Tucumán. Posteriormente, agregó que el mismo Espinoza también fue apresado.
Por su parte, expresó la fiscalía, Margarita Gregoria Reales, la otra hermana de Domingo dijo que ella en ese momento también vivía en Tucumán, que él tenía tan solo 18 años y que se alojaba en una pensión en Tucumán junto a otros estudiantes amigos. Ella recordó que aquel 10 de julio, su madre había quedado en ir a visitarlos y que por ese motivo, con su hermano habían acordado ir a buscarla a la terminal, pero finalmente solo ella asistió. Al no saber nada de Domingo decidieron ir a la pensión donde vivía y encontraron todo revuelto y destrozado. Allí comenzó, dijo la testigo, la lucha por encontrar a su hermano.
La familia recibió un llamado de un policía federal con el que mantuvieron una entrevista, el sujeto les entregó los anteojos de Domingo y le dijo que al que buscaban, en realidad, era a Leandro Córdoba. Por su parte, Enrique Gonza, esposo de Margarita, aportó que un policía federal, en un día cercano a la detención de “mingo”, les comentó que este estuvo en la sede de la Policía Federal de Tucumán y luego supieron que fue confinado en el CCDTyE de Guerrero.
Marta Gladis, su otra hermana, relato el peregrinar de la familia con el fin de obtener información sobre el destino de Domingo, es así que ella llevó adelante una serie de trámites en Buenos Aires, allí se presentó en el “Edificio Libertad”, donde el capellán del ejército, Emilio Graselli, tenía una lista “de los chicos que estaban”, a lo que preguntó qué pasaba con los que no estaban, Graselli le respondió; “seguro que ya no está más y hay que pedirle a dios que lo perdone”.
Víctor Lemme y Osvaldo Jayad, otras 2 víctimas (sobrevivientes), a las que referenció la fiscalía, en 1976 estudiaban en Tucumán y vivían juntos en un departamento ubicado a media cuadra de la Plaza Independencia. En un momento, escucharon que el ascensor se había detenido, los apuntaron e ingresaron al departamento personas enmascaradas, les colocaron algo en la cabeza para que no pudieran ver, mientras les preguntaban “¿Dónde están los otros?”, en referencia a Narváez, Gallito Cabrera y Rubén Molina que se habían ido a la peña “El Alto de la Lechuza” a festejar el cumpleaños de Narváez. Allí fueron detenidos. También fueron arrestados Rubén Canseco, Juan Jarma y Rubén Carrazana.
Enriqueta Herrera de Narváez, contó que su hijo, Hugo Narváez, fue secuestrado el 17 de julio de 1976 en Tucumán, y que supo por personal de la policía federal que había sido confinado en Guerrero. Luego de esto, los 6 fueron trasladados hasta la provincia de Jujuy, específicamente al CCDTyE de Guerrero donde fueron salvajemente torturados y aún hoy se encuentran desaparecidos.
EL VALIOSO TESTIMONIO DE LXS SOBREVIVIENTES
En cuanto al caso de Ernesto Reinaldo Samán, la parte acusadora detalló que el 20 de julio su domicilio fue ilegalmente allanado, pero él no se encontraba allí. Se enteró por su abuelo, quien le dijo que estaba siendo buscado por la Policía de la provincia. Por ese motivo, Ernesto se presentó voluntariamente en la Comisaría N° 11 de Libertador pero ahí le informaron que debía presentarse en la N°24 de la misma ciudad, allí se dirigió donde quedó detenido y puesto a disposición de las autoridades militares.
Al día siguiente, Ernesto, fue trasladado al CCDTyE “Comando Radioeléctrico” de la central de policía de la capital, donde lo ataron a una cama cucheta. En ese lugar fue amenazado y amedrentado tal como era habitual con todxs lxs presxs políticxs. Al día siguiente, prosiguió el fiscal, lo llevaron al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio de “Guerrero” donde le asignaron el N° 56. Allí fue sometido a tortura sistemáticamente, igual que el conjunto de detenidxs, logró reconocer las voces de los genocidas Jaig y Vilte. Además aportó datos sobre las personas con las que compartió cautiverio en ese centro.
Otro de los casos mencionados por lxs fiscales fue el de Ana Maria Pérez, quien sostuvo haber compartido su lugar de detención con Raúl Cortez en Guerrero. Luego fueron llevadxs a la Central de Policía donde Ernesto Jaig les ordenaba que ambxs debían estar “permanentemente peinados, presentables” ya que en el caso de ellxs, serían liberadxs.
Por su parte, el ex preso político Luis Víctor Escalante dijo haber escuchado que mientras ingresaba a la Subcomisaría de Calilegüa, el Comisario Herrera mencionó a cada uno de lxs detenidxs, aclarando quienes eran. También añadió que en ese lugar estuvo detenido Cordero. Y que posteriormente, los trasladaron al Ingenio Ledesma y de ahí al CCDTyE de “Guerrero”.
En cuanto a Casiano Bache también fue detenido al presentarse voluntariamente en la Subcomisaría de Calilegüa, después de que la policía allanara su casa mientras él estaba trabajando en el ingenio azucarero Ledesma. Una vez en el lugar, ese 28 de julio de 1976, lo hicieron esperar hasta que llegaron efectivos de la Comisaría N° 11 de Libertador quienes se lo llevaron a esa comisaría durante unas horas. Posteriormente lo trasladaron a la Central de Policía y finalmente al CCDyT de Guerrero.
Otras declarantes sobrevivientes, continuó el fiscal, fueron Hilda Figueroa y Delicia Álvarez. Ellas aseguraron haber sido detenidas ilegalmente en la madrugada del 21 de julio. En aquella ocasión fueron llevadas a la Subcomisaría de Calilegüa donde, tal como era habitual, les colocaron un número, que reemplazaría su identidad, puesto que, según les dijeron los policías implicados, a partir de ese momento “dejarían de ser quienes eran”. Luego de eso, fueron llevadas en un camión que pasó por la sede de Gendarmería Nacional,ubicada en Libertador, justo al lado de la Comisaría N° 24, y después pasaron directamente al CCDTyE de Guerrero donde también sufrieron torturas y vejaciones.
En alusión al caso de Elisa Norma Castillo, se dijo que fue detenida en la Subcomisaría de Calilegüa. Luego fue llevada a la comisaría de Libertador, donde estuvo en el piso de un calabozo vendada y maniatada, hasta que fue nuevamente trasladada al CCDTyE de Guerrero. Y que una vez allí, pudo reconocer a Delicia Álvarez, Román Rivero y Germán Córdoba. También dijo que Eblogia Cordero de Garnica fue golpeada y quemada. Que se encontraba detenida junto a sus dos hijos y que ella pudo escucharlos, aunque nunca más los pudo ver. Eblogia falleció hace unos años sin saber qué pasó con sus hijos.
Siguiendo con el alegato y en relación a Alfonso Cordero, quien fue arrestado ilegalmente el 21 de julio de 1976, también lo ataron con una soga plástica, contó. Mientras lo llevaban en camión a la Subcomisaría de Calilegüa, y recordó que subieron a dos personas más al vehículo.
En cuanto a Eblogia Cordero de Garnica, detalló el ministerio público fiscal, la secuestraron junto a su hijo Domingo Horacio Garnica, ambxs fueron atadxs, tabicadxs y paseados por distintas dependencias policiales de la zona del Ramal hasta que fueron a parar al CCDTyE de Guerrero donde reconoció a varixs vecinxs de su localidad. Todxs se encontraban atadxs y vendadxs.
En igual sentido Hipólito Álvarez, otra de las víctimas, declaró haber hecho el mismo recorrido que Eblogia y agregó que en la comisaría 24 de Libertador, fue cambiado de vehículo y que había muchas personas en la misma situación.
Oscar Eusebio Maldonado, también fue privado de su libertad en Calilegüa, el 20 de julio de 1976, en horas de la madrugada de la denominada Noche del Apagón. También declaró que fue detenido violentamente en la casa de su suegra, donde vivía junto a sus cuñadxs María Azucena Cortez y René Rodríguez, y que su otro cuñado, Alfredo Cortez, y su hermano, Eduardo Cesar Maldonado, también fueron detenidos ese día pero en otro lugar. Esa noche, dijo, los militares rompieron la puerta del domicilio a patadas, lxs alumbraban con linternas, se los llevaron en una camioneta en la que ya se encontraba Alfonso Cordero, entre otrxs detenidxs.
Oscar Maldonado fue llevado a la Subcomisaría de Calilegüa, donde estaba el Comisario Herrera quien tenía un listado y era quien hablaba con los militares. Luego lxs transportaron en un camión hasta el ingenio Ledesma y luego al CCDTyE E de Guerrero. En ese trayecto recordó que también se encontraba en el vehículo Ana María Pérez.
El hermano de Oscar, Eduardo Cesar Maldonado, contó que fue detenido al día siguiente del operativo, cuando se presentó voluntariamente en la comisaría, también describió su estadía en Guerrero, donde estuvo 14 días atado de pies y manos.
El testimonio de Domingo Horacio Díaz reveló que luego de haber sido arrestado de manera ilegal, fue subido a un rodado en el cual había varias de la víctimas antes mencionadas. Díaz relató también que fueron llevados, en primer lugar a la Subcomisaría de Calilegüa, y luego a la sede de Gendarmería Nacional de la ciudad de Libertador General San Martín. Ahí pudo reconocer a Eblogia Cordero de Garnica.
Además, Domingo, relató que la noche anterior a su detención estaba reunido con algunos amigos cuando escucharon disparos y que las luces ya habían sido cortadas. Luego se enteró de que aquella ráfaga de tiros se produjo en la casa de “Tola” Torres, madre de la víctima Hilda Figueroa, “le han desarmado la casa a tiros con ítacas y ametralladoras” detalló el ex preso político. Domingo también fue trasladado a Guerrero, previo paso por la dependencia policial de Calilegua y gendarmería de Libertador.
El testimonio de María Azucena Cortez, coincidió con lo dicho por Oscar Maldonado. Agregando que entró al CCDTyE en Guerrero con el número 53. Y que al llegar al lugar percibió que el mismo era como un hotel, haciendo referencia a las hosterías de Guerrero donde funcionó el CCDTyE. También dijo saber que con ella se encontraban sus hermanos, y dos primos, también el “suda” Salvador Cruz y las mujeres Hilda Figueroa, Delicia Álvarez y Eblogia Cordero de Garnica. Luego de unos días fue trasladada a una dependencia policial y liberada bajo amenaza de muerte si contaba algo de lo sucedido.
En relación al hermano de María Azucena, Raúl Domingo Rodríguez, la fiscalía expuso que también fue detenido en Calilegüa en 1976, junto a su otro hermano, Alfredo Cortez, cuando estaban en casa de una prima de ambos. Fueron trasladados a la Subcomisaría de Calilegüa, luego a la comisaría de Libertador y finalmente al mismo CCDTyE que el resto.
Cabe agregar, dijo la fiscalía, que todo lo aquí descrito fue ratificado por Raúl, René y Alfredo en sus dichos durante la inspección ocular realizada en la ex Subcomisaría de Calilegüa, actual seccional N° 41 de la policía de la provincia. En esa ocasión, René Rodríguez acotó que, cuando lo detuvieron, el Comisario Herrera tenía una lista en la cual iba corroborando quienes ya estaban arrestados y quienes faltaban, lo cual deja en claro que todo fue parte de un plan previamente establecido por las fuerzas.
Siguiendo con otro de los hermanos, René Orlando Rodríguez, comentó que el mismo fue detenido en la madrugada del 21 de julio del 76 por personal militar, en su domicilio, junto a su hermana Maria Azucena, en las mismas condiciones que el resto de las víctimas. Luego, fueron llevadxs a la policía de Calilegüa y luego al edificio de Gendarmería Nacional de Ledesma. El testigo víctima dijo ante este mismo tribunal que luego fue llevado a Guerrero y posteriormente a la Central de Policía desde donde recuperó su libertad.
Abordando la situación de Héctor Narváez, la fiscalía hizo mención a los dichos de su hija Gladis Elba Narváez. Ella dijo ante el tribunal que su padre fue secuestrado donde vivían ambxs, que en ese momento había uniformados de azul y de verde. Esta gente revisó toda la casa buscando supuestamente armas. Luego hicieron salir a toda la familia a la vereda, esposaron a su papá y se lo llevaron sin explicación alguna. También sostuvo que, antes de quedar en libertad, el comisario Jaig le comunicó que quedaría en libertad porque su detención había sido una equivocación. Por su parte, el propio Narváez, describió el recorrido al que lo sometieron que fue el mismo que el de Rene Rodríguez.
Otra de las víctimas por la que alegó la fiscalía fue el caso de Mario Martín Núñez. Mario relató que 3 personas de civil, que llevaban una lista, lo sacaron de la casa de sus padres el 20 de julio de 1976, se trataba de dos varones y una mujer. Pasando por la mismas dependencias que las otras víctimas. Ya en Guerrero, comentó que lo llevaron a una sala aparte donde pudo ver a los hermanos Córdoba, Domingo Reales, Salvador Cruz, y Guillermo Díaz, donde todos sufrieron torturas brutales que a muchos les costaron la vida.
Prosiguiendo con lxs testigxs-víctima, Antonio González, contó que fue detenido el 18 de julio de 1976, en horas de la noche, cuando volvía desde su trabajo a la localidad de Calilegüa. Que sus hijos de 12 y 14 años de edad, en ese entonces, lo fueron a esperar a la terminal porque querían avisarle que la policía lo había ido a buscar mientras él no estaba. Por este motivo, González fue voluntariamente a la Subcomisaria donde quedó inmediatamente detenido.
Una vez encerrado, le dijeron que lo iban a trasladar a Libertador, donde estuvo aproximadamente dos días atado y vendado. Después fue subido a una camioneta con destino a Guerrero. En ese centro clandestino fue golpeado, interrogado y le dieron de comer una sola vez. Unos días después fue trasladado a la central de policía desde donde fue liberado.
Haciendo referencia al caso de Bernardo del Valle Escalante, la fiscalía relató que cuando se encontraba ya detenido en la Subcomisaría de Calilegüa, fue subido a un camión junto a otrxs presxs políticxs que fueron llevados a Guerrero, en ese rodado se encontraban su primo Hipólito Álvarez y su prima Hilda Figueroa, Cesar Maldonado, Delicia Álvarez, entre otrxs.
Alfredo Tomás Romero también indicó al tribunal que fue secuestrado la madrugada del 21 de julio de 1976. Fue en la casa de su padre, se presentó personal policial, le ataron las manos y alcanzó a ver un carro de asalto de la policía provincial, ahí lo subieron, y vio mucha gente. Primero lo llevaron a la dependencia policial de Calilegüa y en el trayecto notó que estaba todo oscuro debido a que ya habían apagado las luces.
Por su parte, Jorge Rubén Ríos también prestó testimonio judicial, según el fiscal, esta víctima vivía en Tucumán junto a Alfredo Mérida y Juan Carlos Espinoza y trabajaba en el Hotel Claridge, donde fue secuestrado Espinoza. También dijo que durante su detención en el penal de Gorriti vio a Jorge Weisz, desaparecido, quien caminaba “con su nenita”.
Roberto Lino Cáceres, también fue secuestrado en Libertador Gral. San Martín, luego del allanamiento en la casa de su padre, decidió presentarse en la central de policía de San Salvador de Jujuy, y allí quedó inmediatamente detenido por orden de Jaig. En ese lugar fue interrogado y luego trasladado al CCDTyE en Guerrero.
Lo mismo sucedió con Humberto Filemón Campos, quien fue detenido en el mismo lugar que Cáceres y trasladado al mismo CCDTyE de Guerrero, luego al penal de Gorriti y finalmente a la U9 de La Plata desde donde recupera la libertad.
LAS PRUEBAS DOCUMENTALES
En razón de todos los casos expuestos, la fiscalía, detalló las pruebas documentales existentes, como; los legajos laborales de la Empresa Ledesma S.A.A.I. de algunas víctimas, donde constan las detenciones, los documentos enviados por la “Comisión de la Memoria” de la provincia de Buenos Aires, donde se registraron las tareas de inteligencia y espionaje político de las fuerzas armadas y de seguridad, como los de la DIPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires), la Prefectura Naval Argentina, la Central Nacional de Inteligencia, el Servicio de Inteligencia del Estado, sobre las víctimas que eran catalogadas como elemento subversivos, e incluso están registrados, en algunos casos, el día y lugar de secuestro, las fechas en las que les otorgaron la libertad, como así también, el recorrido que hicieron las mismas por diferentes lugares de confinamiento y la salida del país, en el caso que se lxs hubiera expulsado de la Argentina.
También se consideró como prueba documental, los decretos de detención y liberación del Poder Ejecutivo Nacional (PEN), que fueron dictados, incluso, con posterioridad a la detención de las víctimas. Demostrando que esta práctica no tenía otro objetivo que intentar revestir de legalidad los delitos. En el mismo sentido, se hizo referencia a los libros de novedades, visita, y de seguridad del penal de Gorriti.
Además se mencionaron los “legajos CONADEP”, donde están plasmadas las denuncias de lxs familiares de las víctimas de desaparición forzadas, y de lxs sobrevivientes. Los habeas corpus que se tramitaron en diferentes juzgados, también fueron señalados como prueba documental.
INTERROGATORIOS PARA “ARRANCARLES” INFORMACIÓN
Sobre el padecimiento de las víctimas, la acusación fiscal, detalló uno por uno los vejámenes a los que fueron sometidas en los distintos centros clandestinos donde fueron recluidas, inclusive hizo notar, que desde el mismo momento en que fueron secuestradas, como en el interior de los Centros Clandestinos De Detención, Tortura Y Exterminio (CCDTyE) por donde fueron obligadas a transitar, lxs sometieron a tormentos. Y agregó que, estos delitos fueron parte del plan sistemático, las torturas fueron aplicadas en el marco de interrogatorios, para “arrancarles” información con el fin de ser utilizada por los servicios de inteligencia.
Lxs apresadxs, fueron; golpeadxs, tabicadxs, encapuchadxs y atadxs, ya antes de llegar a Guerrero, allí los suplicios se recrudecieron, en este punto la fiscalía aclaro que, si bien no se cuenta con la documentación de lo que sucedió en Guerrero, si existe documentación que comprueba que las víctimas siguieron siendo sometidas a tortura tanto en la central de policía, el penal de Villa Gorriti, la seccional Jujuy de la Policía Federal y el Regimiento 20. Pruebas que se describieron anteriormente.
Y agregó, que es indubitable que las víctimas fueron brutalmente torturadas en Guerrero y algunas asesinadas en ese lugar, y las que lograron sobrevivir, continuaron siendo sometidas a este tipo de trato tortuoso.
Aquí, cabe hacer referencia, señaló la fiscalía, que en Guerrero fueron detenidxs y torturadxs tanto física como psicológicamente, Johnny Vargas Orozco, Salvador Cruz, Román Patricio Rivero, Miguel Ángel Garnica, Domingo Horacio Garnica, su mamá, Eblogia Cordero de Garnica; su tío, Alfonso Waldino Cordero, Ernesto Reinaldo Samán, Hipólito Álvarez, Casiano Bache, Raúl Román Bartoletti, Elisa Norma Castillo, María Azucena Cortez, Luis Escalante, Hilda del Valle Figueroa, Rufino Lizárraga, Eduardo Cesar Maldonado, Héctor Narváez, Delicia del Valle Álvarez Narváez, Enrique Núñez, Mario Martin Núñez, Ana María Pérez, Isidro Salinas, Rubén Horacio Carrazana, Leandro Rodolfo Córdoba, Domingo Faustino Reales, José Manuel Cabrera, Rubén Edgardo Canseco, Juan Gerardo Jarma, Rubén Molina, Hugo Antonio Narváez, Juan Carlos Espinosa, Walter Hugo Juárez, Guillermo Genaro Díaz, German Tomas Córdoba, Humberto Filemón Campos, Vicente Roberto Lino Cáceres, Juan Miguel Lodi, Alfredo Mérida, Alfredo Benjamín Cortez y Raúl Cortez entre otras víctimas que también estuvieron en Guerrero.
Allí, fueron sometidxs a sesiones de picana, submarino, golpes y quemaduras de todo tipo. Estaban tiradxs en el piso, atadxs de pies y manos y encapuchadxs, en pleno invierno y sin abrigo, no les permitían ir al baño, ni higienizarse. En las escasas ocasiones que les dieron alimento y agua estaban orinados y no podían incorporarse, ni les soltaban las ataduras para comer o beber, lo hacían en el piso. Incluso algunas torturas eran colectivas como mantenerse todos de rodillas o en un solo pie, y si fallaban eran castigadxs.
Las torturas psicológicas, también tuvieron lugar en ese sitio, sus identidades fueron suplantadas por un número con el fin de cosificarlxs, no podían moverse ni hablar, lxs enfrentaron entre sí. Hacerles escuchar los tormentos, las súplicas y los delitos sexuales a los que eran sometidas otras víctimas, además de los simulacros de fusilamiento, los disparos durante la noche, hacerles firmar declaraciones que nunca pudieron leer, todo esto fue con el fin de quebrarlxs moralmente y espiritualmente. Tales eran las circunstancias que muchos deseaban la muerte antes de seguir en esa situación.
Allí, lxs sobrevivientes, fueron testigxs de como las vidas de; Salvador Cruz, Román Rivero, fueron arrebatadas en ese lugar, y como se apagaban las de otros, como es el caso de; Rubén Canseco, los hermanos Garnica, Domingo Reales, Juan Jarma, Rubén Molina, Leandro Córdoba, Johnny Vargas Orosco, Juan Carlos Espinoza y Guillermo Díaz.
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL
Casi llegando al final de la audiencia, la fiscala Cura, dio paso a las situaciones de abuso sexual que se cometieron en CCDTyE de Guerrero, mencionando las declaraciones de 3 víctimas (C, A y F) que dan cuenta que en ese lugar se cometieron delitos que afectaron su la integridad sexual.
La víctima C, contó que en un momento sus secuestradores reunieron a las mujeres en otro lugar, y que fueron extorsionadas sexualmente a cambio de ser liberadas. Ella se negó, y le dijo que prefería la muerte, sin embargo los perpetradores la levantaron de los dos brazos y en medio de sus gritos la desnudaron y la vejaron.
En relación al caso de F, también declaró que mientras estaba cautiva, fue al menos ultrajada dos veces. La primera en el marco del festejo por el día de la Gendarmería Nacional que llevó a cabo personal de esa fuerza en el CCDTyE. La segunda vez, fue mientras ella estaba tirada y maniatada en el piso en el salón grande donde estaba el resto de lxs secuestradxs.
En cuanto a la víctima A, declaró que no recuerda cada momento vivido en ese lugar debido a los terribles momentos de tortura. Sin embargo, la fiscalía dejó en claro que, a través del testimonio de F y de otrxs testigxs, el ataque sexual contra ella fue probado.
Para finalizar con la audiencia, la fiscal puntualizó que los captores establecieron una marcada relación de poder con las víctimas, que se encontraban en una situación de extrema vulnerabilidad, y destacó la valentía de las sobrevivientes en declarar lo sucedido ante el tribunal.
Ya cerrando la jornada, debido a los tiempos establecidos, el presidente del TOF Jujuy, juez Fedérico Díaz, dio por terminadas las actividades judiciales correspondientes a esta audiencia. Por su parte, la Secretaría informó que la próxima audiencia sería el jueves 31 de marzo. La cita revestirá la misma modalidad virtual y será transmitida en vivo por el canal de Youtube del CIJ (Centro de Informaciones Judiciales) www.cij.gov.ar.
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