Por Guadalupe Ficoseco y Florencia Miño Para H.I.J.O.S Jujuy

En la jornada del 13 de octubre, en el horario habitual, se dio inicio a una nueva jornada de alegatos por parte de la defensa de los genocidas. Se cedió la palabra a la abogada de la defensa oficial Soledad Carreras Jurado, quien retomando la audiencia anterior, cerró el alegato de los represores Hector Caraballo, Ceferino Narvaez y Juan Carlos Lucero.
La abogada Carreras volvió a pedir la nulidad de las penas argumentando, pobremente, que estas eran en extremo “crueles” y arbitrarias. Este pedido lo realizó basándose en supuestas arbitrariedades y refiriéndose con total impunidad a los crímenes de sus acusados pidió que se rechace el pedido de pena propuesto por la fiscalía y por las querellas, además manifestó que a la hora de computar los delitos se tenga en cuenta la prisión preventiva que cumplen los acusados, el buen comportamiento y el hecho de que no volvieron a incurrir en los delitos de los que se les acusa. Una valoración sacada de todo contexto real y hasta descabellada, que sólo busca excusar y victimizar a estos represores.
Finalmente, solicitó para la triada de acusados la absolución lisa y llana por falta de participación, la absolución por beneficio de la duda y por error de prohibición invencible, como bien sabemos esta última figura legal es empleada para justificar las acciones cometidas por estos represores con la excusa de haber actuado en un marco de legalidad.
A continuación, la abogada Carreras Jurado alegó por el imputado Mario Marcelo Gutierrez, miembro del servicio penitenciario. Al respecto de este acusado, no se aportó nada nuevo a lo de siempre, sino más de la misma cantaleta que va desde una incesante repetición de los dichos de la fiscalía y un vano intento de desacreditarlos sin herramientas reales ni fundamentos con sustento.
Se refirió a las nulidades genéricas propuestas por el abogado defensor Perea, para luego pasar a las nulidades específicas, donde destacó la figura de”ne bis in idem”, según la cual un acusado no puede ser juzgado por los mismos hechos, sobre esto, la defensora nefastamente agregó que estaba ocurriendo una “múltiple persecución penal” a lo que, irónicamente, mencionó las múltiples causas en las que fue acusado su defendido. Continuando la maniobra de poner un manto de piedad a los genocidas torturadores que defiende.
Tal como se viene realizando, y de manual, la defensora intentó vanamente desacreditar los dichos de las querellas particulares, citandolas extensamente, para luego proseguir con el pobre análisis del legajo personal de Gutiérrez. En el análisis de los hechos circunscritos al penal de Gorriti, la abogada Jurado impunemente volvió a cuestionar que este lugar haya sido un CCDTyE, sin tener en cuenta los numerosos testimonios de víctimas que relataron los horrores vividos, además en un intento de justificar las acciones del acusado Gutierrez manifestó que el represor ejerció legítimamente sus funciones.
A continuación, la defensa citó los testimonios de las víctimas, testigxs y sobrevivientes, realizando un recorte conveniente fuera de contexto, con el propósito de desacreditar y justificar los actos llevados a cabo en el servicio penitenciario y negar la presencia del represor en los espacios en los que cometió los crímenes contra lxs detenidxs politicxs.
Resulta evidente la estrategía de la defensa que continuamente apela a una ideología negacionista y cínica, que cercena la memoria y lo vivido por las víctimas seleccionando partes arbitrarias de los testimonios para intentar demostrar una supuesta y forzada inocencia de los represores.
Al momento de iniciar con el pedido de penas, al igual que con sus otros defendidos, fue repetitiva y extensa en el análisis de las figuras legales y una defensa técnica que nada nuevo aportó. Acusó a las querellas de ser genéricas e inexactas y solicitó la absolución lisa y llana por falta de elemento objetivo. Según el elemento subjetivo, sobre Gutiérrez repitió el supuesto desconocimiento de la ilegalidad de las acciones, como si el sentido común no funcionara, negó tener conocimiento del destino de las víctimas y según esta abogada, “no actuó de manera maliciosa” ya que “solo era un subordinado de la junta militar”. Frase que se ha escuchado hasta el cansancio en estas defensas. Además continuó diciendo que el rol del acusado no era definitivo en el plan sistemático por lo que debería cambiarse el grado de participación ya que supuestamente, sin él los hechos se habrían realizado de igual manera.
Para el represor Gutiérrez, la abogada Carreras Jurado, solicitó la absolución lisa y llana por la supuesta participación en segundo grado, por el beneficio de la duda y error de prohibición invencible.
Inmediatamente continuó con el alegato el abogado Matias Gutiérrez Perea quien expresó que en caso de no tener una respuesta favorable para sus asistidos, solicitaría que se revise el monto de las penas propuestas por el ministerio público fiscal, ya que para el defensor estas no eran proporcionales y deberían ser más acordes a los hechos. En su exposición hizo un breve análisis llano e infundamentado en el que se preguntó por el objetivo de las penas y se pronunció a favor de la innecesariedad de dictar penas.
Prosiguiendo su infructuoso intento de defensa, siguió aduciendo que las penas excedían las acciones de sus defendidos, manifestando nefastamente que se estaba llevando a cabo un “sistema de venganza” pues según él debe tenerse en cuenta las edades y enfermedades de estos genocidas y agregó que se tratan de “verdaderas penas de muerte encubiertas”.
En un inutil intento de humanizar a estos genocidas, el abogado recordó las edades y “duras vivencias” de los imputados, los describió como padres de familia, abuelos, bisabuelos… Intentó reconstruir la historia de vida de cada uno de ellos destacando el buen comportamiento, la vida familiar, las enfermedades que llegaron con los años y hasta los achaques propios de la vejez, esto con el objetivo de sensibilizar y crear empatía con respecto a las supuestas penas excesivas. Sin embargo, ante semejante exposición nos queda cuestionarnos sobre los lentos tiempos de la justicia, que ha permitido que estos represores y genocidas puedan seguir con sus vidas normales después de todo el daño causado y que al día de hoy siguen sin brindar respuestas necesarias sobre aquellas víctimas que continúan desaparecidxs.
Ante este tipo de inescrupulosas manipulaciones, hoy más que nunca mantenemos esa memoria intacta y tenemos muy presente que las verdaderas víctimas son quienes no pudieron siquiera defenderse, siquiera llegar a las instancias de ser escuchados, ellxs y sus familias que aún recorren caminos inciertos y buscan respuestas. Sabemos que la justicia tardó 40 años en llevar a cabo los juicios y dictar las penas, y esperamos que este tribunal tenga en claro que no por eso los padecimientos, los sufrimientos son menores, las muertes duelen menos y la injusticia es algo que quedó en el ayer. Se debe juzgar con la dureza de las acciones que se cometieron en contra de lxs compañerxs que están y de aquellos que fueron silenciadxs, pero que aún hoy resuenan en nuestra memoria sus nombres, y sus luchas.
No van a apagar esta lucha con discursos baratos que intentan mostrar compasión por aquellos a los que no les tembló el pulso para secuestrar, golpear, torturar, violar, fusilar. Aquellos que hoy, escondidos detrás de abogadxs golpistas tratan de distorsionar la realidad y correr el foco de los padecimientos al ponerse en el lugar de “víctimas del Estado” cuando fueron ellos los ejecutores del horror.
Luego de un breve cuarto intermedio, tomó la palabra el abogado Ricardo Vitellini, defensor del genocida Mariano Braga, ex Comisario de la Policía Federal que comparte espacio político con el genocida Bussi, inició su defensa con un tono soberbio y condescendiente remarcando “me pude sentir abogado y no acusado”, de manera que situándose en un papel de victimización y con una actitud sumamente simulada y ensayada comenzó su alegato mencionando el contexto histórico, incansablemente desarrollado, pero en esta ocasión desde una perspectiva distorsionada y negacionista, utilizó la teoría de los dos demonios para justificar sus aires golpistas.
Prosiguió en un vano intento de demostrar que los hechos ocurridos en esos años fueron aceptados y apoyados por la sociedad, para esto seleccionó una serie de declaraciones brindadas por figuras públicas, famosas en la época, que avalaron las acciones represivas llevadas a cabo por las fuerzas armadas, esto con el inutil objetivo de dar autoridad a un pensamiento ideológico sesgado y golpista que justifica y promueve el golpe de estado como única salida viable, de igual manera, mencionó con liviandad los seis golpes de Estado sufridos durante el siglo anterior con una naturalidad alarmante explicó que para las personas de la época era “un sentido práctico de política”.
En su ególatra discurso aseveró sus vivencias y desestimó cualquier comentario, conocimiento o experiencia de gente «joven» pues aseguró que nadie sabe cómo realmente fueron las cosas, posicionándose en un discurso cargado de soberbia.
A continuación, el abogado Vitellini se refirió de una manera falsa e hipócrita a lxs víctimas desparecidxs y a sus familias aduciendo “comprendo el dolor de las madres”, refiriéndose al hecho de que no poseen datos certeros en la búsqueda de sus familiares. Esta actitud de parte del abogado deja en claro la burla hacia los familiares, pues entre estos genocidas sigue existiendo un pacto de silencio, negándose a contar qué hicieron con las víctimas, ya en palabras del abogado se puede notar la posición de irresponsabilidad al decir falsamente “con profundo respeto a los que desaparecieron”. Siguiendo esa línea ideológica que resuena a los dichos de Videla.
Después de haber realizado estas falsas disculpas, el nefasto defensor prosiguió con el ataque a la memoria, basándose en las nuevas teorías experimentales de la neurociencia, bastardeó los testimonios de los sobrevivientes alegando que “no eran tan confiables como se pensaba” a lo que agregó, en un intento de desacreditación que se podía confundir una experiencia imaginaria con una real. Esto lo aplica solo a las víctimas pero parece no ser aplicable a su defendido, ¿por qué no dice también que lo que dice Braga puede ser confuso y no real?…
Por último, resaltó que su defendido solo cumplía con el deber legal que le impuso la ley, por lo tanto no incurrió en conductas delictivas, también se pronunció ideológicamente al seguir citando figuras que compartieron el pensamiento golpista que avala a la dictadura militar como “lo mejor que podía pasar” en una supuesta argentina gobernada “por el caos”.
Estxs abogadxs, con tanto ímpetu e ínfulas de «justxs» ¿a qué apuntan?, ¿qué intereses no tan inocentes ocultan? ¿quieren el olvido de estos crímenes? ¿Qué los familiares de las víctimas «acepten» que estos criminales logren la libertad? ¿A quién quieren convencer? Que sepan bien que, «Ni Olvido Ni Perdón», y «Juicio y Castigo» no son slogans, son los motores que hace más de 40 años nos impulsan a lxs familiares de las víctimas, sobrevivientes del terrorismo de estado y Organismos de Derechos Humanos de todo el país a exigir «Cárcel común, Perpetua y Efectiva» y día a día militamos para que eso suceda…
Una vez finalizada la jornada del día de la fecha se notificó que la defensa continuará su alegato el día 20 de octubre a las 8:30 hs en la sala del TOF de Jujuy. La cita revestirá la misma modalidad virtual y será transmitida en vivo por el canal de Youtube del CIJ (Centro de Informaciones Judiciales)
https://www.youtube.com/…/PoderJudicialVideoconferencia…
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