Por Guadalupe Ficoseco y Florencia Miño para H.I.J.O.S. Jujuy

El día 27 de octubre en el horario habitual de las 08:30 hs se dio continuidad a las jornadas de alegatos por parte de la defensa de los genocidas. En el día de la fecha el abogado Dr. Vitellini prosiguió con la defensa que venía esgrimiendo en relación al genocida Mariano Braga.
En primera instancia el defensor se adhirió a los pedidos realizados por la defensa oficial: nulidad del proceso por detención cautelar y principio de inocencia, nulidad por contaminación de la prueba, nulidad por plazo razonable, por multiplicidad de querellas y por último nulidad del alegato fiscal y de las querellas por ampliación por pedido de cambio de calificación. Sobre este último, manifestó en un tono soberbio que “su excelencia no estaría en condiciones de dictar una sentencia válida si toma en cuenta las acusaciones públicas como privadas”. A continuación en un intento de defensa atacó los procesos llevados a cabo por las querellas y manifestó que «a pesar de lo que se quiere hacer ver, no se respetó el principio de congruencia y el derecho a la defensa”. Ante esto y de manera despreciable el defensor utilizó los dichos de Zaffaroni en lo que se refiere a los procesos judiciales para tratar inútilmente, una vez más, de justificar la situación del acusado Braga.
Continuando con su grotesca defensa, manifestó que el genocidio mencionado por el ministerio público fiscal en el pedido de penas, fue un planteo que le resultó sorpresivo, pues no considera que haya sido un “ataque a la población civil” y aduciendo nuevamente al discurso de los dos demonios justificó las acciones del gobierno de facto avalando que estas acciones tenian como fin neutralizar a los “grupos armados terroristas”. Siguiendo con la atipicidad comentó que en Argentina no existe un delito tipificado como genocidio, a lo que agregó que «no existe una pena acorde».
Pero lo cierto es que, este argumento es solo una chicana, porque en realidad la fiscalía solicitó las penas, haciendo referencia a que los delitos que se cometieron fueron “en el marco de un genocidio” no haciendo referencia a que las penas debían ser por genocidio. Todxs tenemos claro que la legislación que estipule las penas para esta figura aún es una deuda pendiente del Estado.
Luego prosiguió con una extensa defensa técnica de las pruebas, donde constantemente remitió a otros genocidas de mayor jerarquía con el fin de excusar vanamente a su defendido, Mariano Braga, alegó que este no tenía la autoridad ni el poder para emitir las órdenes de las detenciones. Pasando a los informes médicos del acusado, el abogado hizo una descripción detallada sobre las cicatrices de Braga, con el fin de contradecir y desacreditar los testimonios de las víctimas, pues según Vitellini los testimonios brindados por las víctimas no son del todo coincidentes cuando ponen en evidencia los crímenes de su defendido, pero cuando no se logra esto, entonces si son válidos.
Inescrupulosamente Vitellini pasó a referirse a lo enunciado por las querellas, públicas y particulares, intentando desestimar sus planteos. Para esto, el defensor manifestó que “toma años aprender la doctrina militar” alegando que se había empleado de una manera incorrecta el término “agregado”, continuó desarrollando los supuestos motivos por los que el represor Braga no pudo estar adscrito al área 323. Según esta defensa, al ser un teniente recién recibido, y no conocer la provincia, era imposible que hiciera otros trabajos más que el registro de detenidxs, la atención a las familias de detenidxs “legales” y la confección de “fichitas”.
Nos parece que no es necesario usar el pie para secuestrar, ni tampoco interrogar y menos aún para esgrimir la picana, como se sabe, Braga, era un oficial de inteligencia ejército, es decir que utilizaba todas las herramientas, entre ellas sus subalternos, para llevar adelante sus trabajos represivos.
Además, de forma repetitiva y como escuchamos en las anteriores instancias, el discurso golpista de este abogado no se hizo esperar, nuevamente insistió con la vetusta idea de la “guerra contra la subversión” a lo que agregó que “no era ilegal luchar contra un enemigo que quería destruir al Estado” e insistió en el desconocimiento de las reglas internas del ámbito militar en las que se aplicó la llamada “Centralización de la conducción/descentralización de la ejecución” como forma de organización de la autoridad militar para la lucha contra la subversión, que nuevamente eximiría a Braga de los hechos que se le acusan. Otra vez, el Dr. Vitellini se apoya en su empatía ideológica con Braga y en su amplio conocimiento de la maniobras oscuras militares.
A continuación expuso la lista de los diez desaparecidos que se registran en la provincia de Jujuy antes del año 1976, con uan burda intención de hacer notar que su defendido no se encontraba aún en la provincia y en cuanto a esto expresó una preocupante reflexión sobre los “excesos” cometidos por el ejército seguido de la ideología que impera en esta defensa que asegura que “no se podía negar el derecho al Estado a defenderse”. Entendemos que para este abogado 30.000 desaparecidxs no son más que un simple “exceso” por parte de las autoridades y que el estado “solo” se defendió en una supuesta guerra utilizada para justificar los horrores cometidos en contra del pueblo argentino. No se hizo esperar esa frase repetida hasta el cansancio para continuar justificando lo injustificable, con cinismo, el abogado dijo “hubo víctimas del otro lado y nadie lo mencionó” para poner en la misma balanza a quienes se defendieron del exterminio y a los asesinos. Continuó hablando de las víctimas con esa falsa condescendencia que caracteriza al discurso fascista del abogado rematando con la frase “se hizo desaparecer a mucha gente, pero bueno” al referirse a lxs compañerexs desaparecidxs del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).
No podemos dejar de mencionar las constantes frases displicentes del abogado en contra de las víctimas, sus vidas, sus militancias, la ideología, y sobre todo aquel único tesoro que nos queda para poder recordar siempre: la memoria. Vitellini, en repetidas ocasiones hace esta vana diferenciación entre las pruebas, la historia, lo que según él es irrefutable y racional en contraposición de una memoria, que según él, no tiene valor, es confusa. Partiendo de este pensamiento, cita testimonios valientemente dados para ponerlos en duda, sin herramientas reales más que las modulaciones de su voz que intentan desacreditar las vivencias.
Volviendo sobre las características físicas del imputado, tratando de demostrar la supuesta inocencia de Braga, el abogado insistió en que la cicatriz que portaba pudo haber sido falsificada, a lo que irrisoriamente mencionó que en esa época era común para las fuerzas represivas usar pelucas, bigotes y cicatrices falsas, otro trillado argumento que utiliza en todos los juicios y que ya fue echado por tierra con las sentencias. Y también, nuevamente, alegó por la supuesta inocencia de su defendido convenientemente culpó a otros genocidas de los actos, contradiciendose, manifestó que los legajos están “mal confeccionados” que seguramente se hicieron mal y agregó “a Braga se lo acusó de todo lo que se lo podía acusar y más”.
Escuchamos hasta el cansancio esa burda reflexión sobre el anacronismo jurídico, como si 40 años después se debería perdonar y tapar los horrores cometidos, como si 40 años después esas vidas arrebatadas no siguieran doliendo, como si 40 años después no seguiría siendo una gran victoria poder juzgar y condenar a quienes devastaron la sociedad, la libertad, la economía y la democracia.
Acerca de las víctimas de este genocida, el Dr. Vitellini las nombró una por una para desconocer la relación con el acusado, haciendo muecas, cambiando el tono de voz, mostrando una falsa compasión hacia lo vivido por las víctimas. Desconoció completamente que cada unx de ellxs haya tenido relación con Mariano Braga. Y, de nuevo desestimó los testimonios de las víctimas, simuló sus voces, imitó algunas frases en tono burlesco, se refirió a los horrores vividos como simples “peripecias” mostrando una total falta de humanidad, respeto y ética.
Asimismo, el Dr. Vitellini se refirió al pedido realizado por el Ministerio Público Fiscal (MPF), quien solicitó la autoría mediata y en un tono perverso, intentó exculpar al acusado haciendo eco de la relevancia de esta figura legal en el juicio a la junta militar llevado a cabo en el año 1985. Usando esta referencia, el abogado mencionó que no considera aplicable la autoría mediata a su defendido Mariano Rafael Braga, esto por tratarse de un cargo menor dentro de las fuerzas y que “no tiene lógica”. Argumentando desde un tono soberbio y violento afirmó, más para sí mismo, que su defendido era inocente, ya que según él no hay ningún elemento que lo vincule a los hechos a lo que agresivamente agregó “la fiscalía tuvo que acudir a la figura de autoría mediata porque no tenía nada contra Braga, es una construcción ficticia”.
Según este inescrupuloso abogado las condenas que se dieron en el marco de estos juicios no fueron por las torturas y tratos violentos, sino por la privación ilegal de la libertad, a lo que nuevamente arremetió que el acusado y genocida Braga era inocente de todos los cargos por los cuales está imputado.
Tomando los dichos de la defensa oficial de estos genocidas, el abogado Vitellini solicitó error de prohibición invencible, aduciendo soberbiamente y en un tono morboso “¿Quiero ver como van a demostrar que Braga sabía de las detenciones y las conductas ilícitas?”. En esta instancia del alegato, el presidente del tribunal Dr. Federico Díaz pidió al abogado que continuara su defensa evitando más repeticiones del estilo, pues, en estas tres largas, tediosas e infructíferas jornadas no se hizo más que redundar en las pocas herramientas que tiene la defensa respecto a la posición de la cicatriz, la falta de testimonios (omitidos a propósito), y la cita incesante de leyes y artículos que nada nuevo tienen que aportar. El pedido del tribunal fue tajante debido a que es conocida la técnica de las defensas de los genocidas alargar estas instancias para lograr la impunidad de los acusados.
Además de lo recalcitrante y extenso de su discurso, el abogado Vitellini no aportó novedades a lo que ya venía siendo expuesto en jornadas anteriores, reiterativamente se apoyó en nimiedades relacionadas con la apariencia del genocida Braga, y con poco sustento se refirió, muy por encima y sin analizar, a los testimonios brindados por los sobrevivientes, como si no quisiese escarbar en las memorias que mucho tienen para decir.
Sobre las penas
Con respecto a la pena solicitada por la fiscalía, el abogado manifestó que le parecía excesiva teniendo en cuenta una lista de enfermedades, las cuales se tomó el trabajo de enumerar una por una, propia de la avanzada edad. A lo que agregó que la brutalidad de la pena, 25 años, era comaparable a una pena de muerte. Esto solo revela el intento de generar empatía con un hombre que toda su vida estuvo impune antes los crímenes cometidos.
En un intento de graduar la pena el abogado leyó una extensa e innecesaria biografía del criminal Rafael Mariano Braga, donde detalló todos sus títulos, estudios y profesiones con el fin de justificar sus funciones “legales” dentro de las fuerzas y mostrar a este genocida y criminal nefasto como un ser “caritativo” que apoyaba a la educación y a la comunidad.
Finalizando con una vaga reflexión acerca del fin de las penas, Vitellini culpó a las sentencias como las que provocaron malestar físico a su defendido y expresó nuevamente lo excesivo de estas, teniendo en cuenta, y casi agradeciendo, que supuestamente Mariano Braga no cometió más delitos luego de retirarse de la provincia. Para terminar, expresó que si no se cumplía con su pedido, apelará para cambiar la pena impuesta.
Esta última parte del alegato brindado por la defensa que avala los horrores cometidos durante el gobierno de facto, sólo sirvió para demostrar el privilegio del que gozó el acusado Mariano Braga. Por años este imputado tuvo la posibilidad de continuar con sus estudios y su vida con total normalidad desde la impunidad que le otorgaba su posición de poder y fue el Estado quien lo permitió. Es importante recordar que este acusado pudo llegar a la edad que tiene con todos sus privilegios y comodidades intactos, situación muy diferente a la que sufrieron las víctimas y desaparecidxs de este juicio.
Pasadas las 15 horas del día jueves, con un alegato que se extendió por más de 7 horas, se dio el cierre de la audiencia y se notificó que esta continuará el día 4 de noviembre, a las 8:30 hs en la sala del TOF de Jujuy. La cita revestirá la misma modalidad virtual y será transmitida en vivo por el canal de Youtube del CIJ (Centro de Informaciones Judiciales)
https://www.youtube.com/…/PoderJudicialVideoconferencia…
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